Jaca se despide con emoción de sus queridas "benitas" tras casi cinco siglos de presencia

Con profunda emoción y un sentimiento de gratitud palpable en el aire, Jaca ha ofrecido una sentida despedida a las siete monjas benedictinas que, tras una larga y significativa presencia en la calle Mayor, emprenderán en los próximos días su traslado a una residencia de su congregación en Alba de Tormes.

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El monasterio fue el escenario de un acto cargado de simbolismo y afecto en el que la comunidad jaquesa quiso arropar a las religiosas en este nuevo capítulo. Durante la ceremonia, la madre Teresa, con palabras llenas de esperanza, quiso enfatizar que este movimiento no representa un adiós definitivo, sino más bien un "hasta pronto". Sus palabras resonaron en los corazones de los asistentes, quienes a lo largo de generaciones han tejido lazos profundos con la orden benedictina.

El alcalde de Jaca, Carlos Serrano, visiblemente emocionado, evocó la trascendencia de este día, marcado por la tristeza ante la partida de las religiosas y, a su vez, por el funeral del Papa Francisco. Serrano destacó los cinco siglos de historia, acompañamiento y convivencia que las monjas benedictinas han brindado a la ciudad, dejando una huella imborrable en la vida de sus habitantes.

Como muestra de reconocimiento y afecto, el alcalde entregó a la madre abadesa una significativa talla de Santa Orosia, patrona de Jaca, obra del artista local Pedro Larraz. La madre Teresa expresó el profundo cariño que la congregación ha sentido en Jaca, describiendo a la comunidad como una verdadera familia.

En sintonía con este sentimiento, el alcalde Serrano reafirmó el compromiso de la ciudad por preservar el legado de las benedictinas, asegurando que se realizarán todos los esfuerzos necesarios para que el monasterio del siglo XVI sobreviva a la piqueta y su espíritu perdure en el corazón de Jaca.

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