Desde hace varias semanas, Guardia Civil y guías de montaña recomiendan rutas pirenaicas que eviten pasar por el glaciar del Aneto. Junto al pico más alto de los Pirineos se encuentran los últimos hielos perpetuos en territorio español. El calor de los últimos veranos ha tornado en muy peligrosa su visita.
Este año, la zona del Portillón Superior es la más tocada
por la presencia de hielo muy duro y aumentan los riesgos de desprendimiento. El
conocido como hielo negro, donde los crampones o los piolets no se clavan, ha
provocado durante los últimos años accidentes, algunos de ellos mortales. Pero
es también el síntoma de un glaciar que desaparece.
Un equipo del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) de Jaca,
la Universidad de Extremadura y el CNRS francés, ha constatado el rápido
deterioro del glaciar del Aneto, que puede llevar a su desaparición antes de
diez años. Desde 2011 los glaciares de los Pirineos han perdido más de 63
hectáreas de hielo, alrededor de 19 millones de toneladas de agua.
El proceso de desaparición ha avanzado lentamente durante
miles de años. Esto es natural. Pero la aceleración de las últimas décadas sí
que parece ligada a la emergencia propiciada por la humanidad o el cambio climático. En los
Pirineos, la temperatura media ha subido 1,6 ºC desde 1959 y 1,2 ºC desde los
años noventa, dejando al descubierto al glaciar del Aneto.
Explican los investigadores que “los resultados demuestran
la situación crítica del glaciar”. También “encontramos que un año
extremadamente cálido y seco como este conduce a una degradación drástica del
glaciar, lo que representa un alto riesgo para la persistencia del Aneto,
situación que podría extenderse al resto de los glaciares pirenaicos en un
tiempo relativamente corto”.
NEWTRAL / JACATIMES
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