El concejal de Cultura del ayuntamiento ha anunciado la puesta en marcha de las “bibliotecas callejeras” —libros callejeros—, un nuevo servicio orientado a fomentar la lectura y el intercambio de libros en espacios al aire libre entre jóvenes y adultos. La iniciativa está basada en los valores de confianza, generosidad, respeto y circulación libre del conocimiento.
EFEGE |
Se trata de pequeños quioscos, con puertas de cristal para proteger
su contenido, dinámicos y abiertos, en los que el interesado puede recoger un
libro para leer, dejar otro ya leído o incorporar uno nuevo.
Para empezar, se han instalado dos: uno en el paseo de la
Constitución, junto a la zona infantil, y otro en la plaza
de Jesús Dumall, con la idea de fomentar estas actividades en espacios
cerrados, cuando la situación pandémica lo permita, incluyendo el Hospital o el
Centro de Salud, entre otros.
Esta modalidad se viene desarrollando en muchos países desde
hace tiempo. En Alemania, por ejemplo, se inició en 2010 a través de la
colocación de una biblioteca en la vía pública. En el mundo se han colocado
estantes con libros en aceras, calles peatonales, plazas, en la playa o,
incluso, en una cabina telefónica, como en Nueva York.
En Paraguay —por citar un país menos dado a la lectura y edición de libros—, las bibliotecas “al paso” alcanzan ya a 32 distritos, con 91 módulos construidos de diversas formas y materiales: algunos de muebles reutilizados, otras de electrodomésticos y, gran parte, de muebles hechos y cedidos gratuitamente por herreros o carpinteros. En su día, JACATIMES donó al movimiento paraguayo de bibliotecas callejeras, una colección de 50 libros de contenido diverso y autores españoles.
El acceso a los libros es absolutamente gratis, con el único
requisito de dejar otro a cambio, para que siempre haya lectura disponible.
JACATIMES
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