Multitudinaria acogida, fervor popular y emoción espiritual marcaron la estancia de la reliquia en el Alto Aragón, con la Catedral de Jaca y el monasterio de San Juan de la Peña —donde fue custodiada durante 350 años—, como escenarios principales.
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La visita
extraordinaria del Santo Cáliz, considerado por la tradición cristiana como el
cáliz de la Última Cena, ha concluido con un profundo impacto emocional y
espiritual en Jaca y San Juan de la Peña. El canónigo de la Catedral de
Valencia, Álvaro Almenar, se mostró emocionado por la acogida recibida: “Nos
llevamos la alegría y la esperanza de los jacetanos. Aquí hay una certeza: el
cáliz que estuvo en los Pirineos es el mismo que veneramos hoy en Valencia”. La
Catedral de Jaca, completamente abarrotada, fue el escenario final de una
eucaristía que puso el broche a esta visita cargada de simbolismo y devoción.
Uno de los momentos más
significativos tuvo lugar en el monasterio de San Juan de la Peña, vinculado
históricamente a la ruta del Santo Grial. En el marco del 75 aniversario de la
Hermandad del Santo Cáliz de San Juan de la Peña, su presidente, Félix Longás,
subrayó el orgullo y la emoción de acoger la reliquia: “Siempre lo llevamos con
nosotros, en nuestras insignias, en el escudo… pero, sobre todo, en el
corazón”. La respuesta popular fue masiva y la emoción palpable, tanto en el
monasterio como en la catedral y las calles de Jaca.
La importancia del
Santo Cáliz fue también resaltada por el presidente de la Cofradía del Santo
Cáliz de Valencia, Javier Leto, quien subrayó el papel de esta reliquia como
símbolo de unidad de la Iglesia. En un gesto sin precedentes, se concedió por
primera vez la distinción de Cofrade Colectivo de Honor a la Real Hermandad de
San Juan de la Peña, fortaleciendo el vínculo espiritual e histórico entre
Aragón y Valencia. “Compartimos fe, historia y esta reliquia”, destacó.
La comitiva también puso en valor el papel de las fuerzas de seguridad durante todo el
recorrido, desde la salida en Valencia hasta su regreso, así como la implicación
de las instituciones locales. El obispo de Jaca, Pedro Aguado, y el vicario
general, Fernando Jarne, coincidieron en señalar el valor espiritual de esta
visita, que ha servido como “renovación interior” para muchos fieles. “No
heredamos solo una historia, vivimos una convicción”, afirmó el prelado durante
la emotiva homilía celebrada en San Juan de la Peña.
MARGARITA / JACATIMES
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