Tras una feliz semana de fiestas, música y desvelo, Jaca amanece hoy lunes con más silencio que de costumbre y muchas ojeras acumuladas. Toca volver a la rutina, pero con ese regusto dulce y algo cansado que dejan siempre los buenos días de fiesta.
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Se acabaron las fiestas. El lunes ha amanecido sin nada de música, poca gente en la calle y más ojos hinchados de sueño. Tras
una semana de vaquillas, charangas, procesiones, restaurantes y vermús, toca
volver a la rutina… aunque algunos lo harán a cámara lenta.
Por la calle Mayor y la plaza de Biscós ya no suena la chundarata, y donde ayer
había peñistas de colorines, hoy solo quedan trabajadores recogiendo escenarios
y limpiando los últimos restos de confeti. Los más madrugadores, camino al
trabajo, cruzan miradas cómplices: «Sobrevivimos otro año».
Los bares del centro, que durante las fiestas apenas daban
abasto, sirven hoy los primeros cafés con más ojeras que conversación. Y en los
grupos de WhatsApp ya circulan las primeras fotos del «antes» y el «después»,
entre bromas y promesas de que el año que viene será igual… o peor.
Jaca vuelve poco a poco a la normalidad. Aunque, siendo
sinceros, aquí nunca estamos del todo lejos de la próxima fiesta.
MARGARITA / JACATIMES
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