La inminente marcha de las últimas monjas del monasterio de las Benedictinas en Jaca, "las benitas", casi cinco siglos después, a otra casa de la orden en Alba de Tormes (Salamanca), deja en el aire el futuro de uno de los grandes tesoros patrimoniales de la ciudad.
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El anuncio de la congregación, el pasado 10 de abril, de
trasladarse a Salamanca ha puesto en alerta a Jaca. El histórico monasterio,
donde reposa el sarcófago de Doña Sancha, quedará vacío, y su destino preocupa,
y mucho, en el consistorio local.
Aunque no es competencia municipal, el alcalde, Carlos
Serrano, asegura que están trabajando "codo con codo" con distintas
instituciones para evitar que el conjunto se venda y que Jaca pierda una parte
esencial de su legado.
La propiedad pertenece a las Benedictinas, no al Obispado,
pero los contactos con la Diócesis de Jaca y el Gobierno de Aragón ya están en
marcha. El objetivo común: encontrar una solución que conserve intacto este
monumental enclave en el corazón de la ciudad, cuya parte escolar incluso podría
tener un uso residencial.
Entre los tesoros que alberga el monasterio destacan su
valioso archivo y piezas históricas que, de no poder permanecer allí, podrían
encontrar acomodo en el Museo Diocesano. Mientras tanto, se plantea incluso la
compra de mobiliario para proteger su riqueza. La prioridad, insisten desde el
Ayuntamiento, es que Jaca no pierda esta joya viva de su historia desde el
siglo XVI.
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