El pasado domingo, fiesta de la Sagrada Familia, en todas las Diócesis del orbe católico se inauguraba el Año Jubilar 2025, que tiene como lema: “Peregrinantes in spem” —Peregrinos de esperanza—. Lo hacemos en nuestra catedral de Jaca, cabeza y madre de todas las Iglesias de la Diócesis.
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Acabamos de participar en los ritos expresivos de la apertura del Año Jubilar: la reunión; la procesión de peregrinación y la entrada en la Catedral. Ahora estamos participando en esta Misa Estacional, que el Obispo preside en la Catedral donde ejerce su magisterio, celebra los sagrados misterios, sobre todo la Eucaristía, y guía a la comunidad diocesana.
Este Jubileo, que nos llama a vivir la esperanza, es un
contraste con nuestro mundo, que está falto de esperanza. ¿Qué esperanza puede
caber para los que sufren los horrores de la guerra o las calamidades del
hambre y la pobreza o para los maltratados por la naturaleza violenta?
El Papa Francisco, en la encíclica Fratelli tutti
habla de las sombras de un mundo cerrado y pasa revista a las heridas y
atropellos que están maltratando la sociedad de nuestro tiempo, que más que a
la esperanza parecen conducir a la desesperación.
Por eso, la esperanza constituye el mensaje central del
Jubileo, porque vivimos tiempos en los que hay muchas personas desanimadas, que
miran al futuro con pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad.
LAVOZDELOSOBISPOS / JACATIMES
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