“En las alegrías y en las penas, en la salud y en la adversidad, hasta que la muerte nos separe”. No hablamos de matrimonio, sino de paternidad. El hombre del momento, todos los días.
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Muy lejos de aquí, al otro lado del mundo, en Afganistán, Massoud
Abdulá recorre cada mañana, con su hijo sobre los hombros, pegado a su
turbante, los más de seis kilómetros que separan su casa del hospital de
campaña de Médicos sin Fronteras. Allí, el chico recibe a diario tratamiento
intensivo, con la esperanza de que algún día pueda volver a caminar.
Varios murieron. Habib tuvo suerte. Los cirujanos, al
finalizar la segunda operación en sus frágiles piernas, aseguraron al padre que
el chico volvería a andar con soltura y que tal vez, con algo de suerte, hasta
podría seguir jugando al fútbol. Eso sí: después de un periodo, de duración
imprevisible, de intensa y paciente recuperación.
Cada mañana, con su hijo sobre los hombros, Massoud, que en
pastún significa “afortunado”, sonríe de nuevo y agradece a Dios su buena
estrella.
A todos los que, con turbante o sin turbante, son capaces de
darlo todo todos los días por sus hijos, ¡feliz día del padre!
JACATIMES
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