El SPEIS hace un llamamiento para mejorar el cuidado de chimeneas en prevención de incendios en viviendas de zonas rurales y urbanas, ante la intensificación de su uso con la llegada del invierno, sustituyendo a otras fuentes de calor de coste más elevado.
Las chimeneas son un elemento fundamental en muchas
viviendas del medio rural y algunas urbanas y, en algunos casos, origen de
sucesos durante el invierno. Con la llegada del frío su uso se intensifica, y
más en un año como el actual: el encarecimiento de materias primas, sobre todo
carburantes, hace prever un mayor uso de estas fuentes de calor en detrimento de
las calefacciones de gas o eléctricas.
Para aumentar la seguridad y evitar los incendios derivados
de un deficiente mantenimiento de las mismas, el SPEIS —los bomberos—
hacen un llamamiento a los propietarios de viviendas que cuentan con chimeneas
para revisarlas y ponerlas a punto.
“El objetivo es mejorar la seguridad de la población y
reducir el riesgo de estos fuegos”, explica su jefe. Una probabilidad que,
apunta, “crece como en todos los sistemas productores de calor: si no se
mantienen, utilizan y aíslan correctamente” y recuerda que cada año se provocan
numerosos fuegos que podrían evitarse siguiendo una serie de sencillos pasos,
centrados en el mantenimiento y uso adecuado.
En 2021, el SPEIS realizó en torno a 60 intervenciones por
fuegos originados en chimeneas, desde pequeños incendios hasta grandes como el
que calcinó seis apartamentos en Campo.
En cuanto al mantenimiento periódico, es fundamental limpiar
las paredes del conducto de escape o tiro de la chimenea, pues allí se
depositan los aerosoles que destila la madera al arder. Al acumularse crean una
costra que, si adquiere cierto grosor, se puede poner incandescente y arder. Es
importante así mismo deshollinarla cada año si se utiliza a diario durante la
época de frío. Si el uso es ocasional, se recomienda realizar esta limpieza
cada dos o tres años.
En cuanto al uso adecuado, el SPEIS recuerda que debe
evitarse la sobrecarga de leña, pues una emisión de calor excesivo aumenta el
riesgo de generar un foco de ignición en algún punto del tiro. El roble, encina
o haya, maderas secas y duras, generan menos costra alquitranada y tienen mayor
poder calorífico que maderas húmedas o blandas, como pino y chopo.
Es importante crear una zona de seguridad junto a la
chimenea, evitando colocar material combustible como muebles o ropa húmeda a
menos de dos metros del fuego, así como mantener una ventilación constante de
la estancia, pues la combustión consume oxígeno y el nivel de monóxido de
carbono puede aumentar peligrosamente.
Finalmente, es fundamental asegurarse de haber apagado por
completo el fuego.
DPH / JACATIMES
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