Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y Huesca, reflexiona sobre la jornada mundial de los pobres, celebrada este domingo, y nos recuerda la necesidad de mantener un compromiso solidario con los necesitados.
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El Papa Francisco, en su Mensaje para la VI Jornada Mundial
de los Pobres toma como referencia las palabras de san Pablo a los corintios:
“Jesucristo se hizo pobre por vosotros” (2 Cor 8, 9). El Apóstol exhorta a un
“compromiso solidario con los hermanos necesitados”. Y el Papa afirma: “La
Jornada Mundial de los Pobres se presenta también este año como una sana
provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre
tantas pobrezas del momento presente”.
El Santo Padre escribe: “¡Cuántos pobres genera la
insensatez de la guerra! Dondequiera que se mire, se constata cómo la violencia
afecta a los indefensos y a los más débiles. Deportación de miles de personas,
especialmente niños y niñas, para desarraigarlos e imponerles otra identidad.
(…) Son millones las mujeres, los niños, los ancianos obligados a desafiar el
peligro de las bombas con tal de ponerse a salvo buscando amparo como
refugiados en los países vecinos. Los que permanecen en las zonas de conflicto,
conviven cada día con el miedo y la falta de alimentos, agua, atención médica y
sobre todo de cariño.
En el siglo II, san Justino recoge este testimonio de la
celebración dominical de los cristianos: “Los adinerados y los que lo desean
dan libremente, cada uno lo que quiere y lo que se recoge viene depositado con
el sacerdote. Este socorre a los huérfanos, a las viudas, y a quien es
indigente por enfermedad o por cualquier otra causa, a los encarcelados, a los
extranjeros que se encuentran entre nosotros: en resumen, tiene cuidado de
cualquiera que esté en necesidad” (Primera Apología, LXVII, 1-6).
Según el Papa, “el mensaje de Jesús nos muestra el camino y
nos hace descubrir que hay una pobreza que humilla y mata, y hay otra pobreza,
la suya, que nos libera y nos hace felices. La pobreza que mata es la miseria,
hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución
de los recursos”. Y añade: “La pobreza que libera, en cambio, es la que se nos
presenta como una elección responsable para aligerar el lastre y centrarnos en
lo esencial”.
+ Julián Ruiz Martorell
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