Con el día del Sol llegó el verano

A las 05:32 horas de la mañana, madrugador y puntual, llegó. En el imaginario occidental, el verano lo asociamos con vacaciones, alegría, sol, playa, piscinas, abundancia, días luminosos… aunque no sea más que una efeméride relacionada con uno de los dos solsticios astronómicos.

STONEHENGE | Simon Wakefield

El solsticio refiere la fecha en la que el Sol alcanza su máxima declinación en los hemisferios norte y sur, con respecto al ecuador terrestre. Este año, el verano nos dejará un eclipse total de sol que, lamentablemente, no será visible por estas latitudes y, hacia mediados de agosto, llegarán las perseidas o lágrimas de San Lorenzo, una lluvia de estrellas fugaces, la más importante del año, a las que hay que formular un deseo antes de que desaparezcan.

Las civilizaciones antiguas solían rendir culto a sus dioses solares durante el solsticio, donde ubicaban sus principales mitologías. En la asiria, por ejemplo, la muerte del dios Baal, a manos de su hermano Mot, ocasionaba el advenimiento de la sequía, es decir, del verano. En la griega, esta estación era personificada por Carpo, diosa de las frutas, del calor e hija de Brisa, uno de los nombres del dios del viento del Oeste, Céfiro.

ISTOCKPHOTO

Los romanos representaban el verano como una doncella coronada de flores o de espigas doradas, sosteniendo una antorcha o bien como un joven fornido que sostiene sobre su hombre el cuerno de la abundancia.

Quizás el más famoso monumento, asociado con los solsticios desde hace más de 5000 años, sea el de Stonehenge en Reino Unido. Allí tienen lugar las celebraciones del solsticio de verano, un día de gran importancia entre las comunidades druidas y paganas, que suelen acudir todos los años para ver salir el sol detrás de la famosa Heel Stone.

En España y otros países del Mediterráneo, se celebra con hogueras en la festividad de San Juan, siendo el fuego un elemento purificador para quemar todo lo viejo y todo lo malo.

En este Día del Sol, en esta primera noche del verano, lo mejor es relajarse de la manera en la que cada uno se sienta más a gusto: saboreando una copa de buen vino de la tierra, escuchando música suave, haciendo el amor, leyendo un libro… o cualquier otra del imaginario de cada cual.

La apertura de la frontera con Francia, facilitando la llegada de los turistas "de ida y vuelta", nada despreciables, por cierto, y el incremento de reservas, según todos los indicios, invita a pensar en un verano que hoy empieza, amigable con la hostelería y el comercio jacetanos.

FG/JACATIMES