Celebrando la noche de San Juan

Una noche de fiesta, familia y amigos, incendiada de enormes hogueras, como se viene haciendo por estos lares desde hace más de 7000 años. Preludio luminoso del verano boreal, la “sanjuanada”, noche mágica para disfrute de grandes y chicos.

CONTANDOESTRELLAS | Hoguera de San Juan

Se trata de una tradición vinculada a ciertos ritos de origen pagano cuyo objetivo era celebrar el solsticio de verano en el hemisferio norte. Hay quien apunta a los celtas como sus creadores. Se dice que, durante el solsticio, este pueblo encendía grandes hogueras para buscar la bendición de sus tierras y asegurarse de que darían el fruto suficiente para su alimentación. Una presunción romántica defiende que el sol estaba enamorado de la Tierra y se negaba a abandonarla.

Algunos, esa noche deciden darse un baño ritual en agua salada para arrastrar las energías negativas. No faltan quienes toman baños a la luz de la luna en ríos o ibones o infusionan un bebedizo en busca de un mejor estado de salud.

Otros encienden una o dos velas a media noche, eligiendo un color según el objetivo: rojo para el amor, blanco la paz o verde para la esperanza. Los más atrevidos gustan de saltar o incluso pasar descalzos sobre el fuego de las hogueras. Pero, si hay una tradición que se lleva la palma, es la de quemar una lista con aquellas cosas que se quieren dejar atrás.

En todas las localidades pirenaicas perviven costumbres milenarias con una especial comunión entre las gentes, los montes y el fuego, cada cual con su singularidad.

En San Juan de Plan, los vecinos ascienden al atardecer hacia un lugar cercano donde se enciende una hoguera, en torno a la cual se reúnen los chistabinos en una jornada festiva, hasta que comienza a oscurecer.  En este momento se provee a cada persona de una antorcha y se inicia el descenso hacia el pueblo en fila de a uno. La imagen es incomparable, semejando una serpiente luminosa con ese movimiento a lo largo de la ladera.

En Jaca, en la plazoleta de la Ripa, cercana a la plaza de Biscós, solía encenderse una hoguera a media noche, con degustación de chorizo y longaniza. Probablemente, el covid habrá cancelado la tradición.

La mayoría de estos ritos se relacionan con la superstición. Se ejecutan acciones en busca de una recompensa, normalmente relacionada con la buena o mala suerte. Una creencia, contraria a la razón, a la que le atribuimos un carácter mágico o prodigioso por inseguridad o miedo: ¿qué pasará si no enciendo la vela?

FG/JACATIMES