Se trata de una tecnología en desarrollo, el hidrógeno verde, muy indicada, según los expertos, en áreas donde es complejo el acceso de otras energías renovables, como el caso del transporte pesado, campo difícil para desarrollar prototipos eléctricos.
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Al objeto de impulsar la descarbonización en estos sectores, Iberdrola avanza un plan para la creación de corredores capaces de generar y suministrar hidrógeno verde a flotas de transporte pesado por carretera, flotas de autobuses, vehículos y sector ferroviario, con la posibilidad de dar servicio al tren Zaragoza-Canfranc —nuestro querido “canfranero”—, y llegar hasta Pau, si hiciera falta.
Instituciones y empresas ya han mostrado interés en el
proyecto, como la DGA, los ayuntamientos de Zaragoza y Jaca, la Universidad de
Zaragoza y otras, creándose más de 1800 puestos de trabajo directos e
indirectos durante su construcción y explotación, sin contar la contratación de
servicios y compra de materiales.
A falta de conocer detales más precisos como, por ejemplo,
autonomía y precio, se sabe que se incluyen estaciones de almacenaje y
dispensación de hidrógeno renovable repartidas en zonas próximas a centros potenciales
de consumo en Zaragoza y valle del río Aragón.
Acelerar la implantación del hidrógeno verde requiere aumentar la inversión en I+D+i y así lo está haciendo la Comisión Europea, que ha anunciado que destinará a esta tecnología hasta 30 000 millones de euros durante los próximos diez años.
El hidrógeno verde está llamado a ser el combustible de la
transición energética. Se produce por electrólisis, un proceso químico en el
que se descompone el agua en oxígeno e hidrógeno, por medio de electricidad de
origen renovable.
Etas características han hecho que las voces expertas en transición energética vean en el hidrógeno verde el santo grial de las energías renovables, combinando eficiencia y descarbonización.
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