Para ellos debió ser un desafío importante ascender los 1769 metros de “la peña”, como se la conoce por aquí, con una cruz inmensa en lo más alto que, desde abajo, parece una nadería. Este grupo de montaña que, de momento, no tiene nombre específico, se creó en diciembre pasado en la residencia Ignacio Claver que Valentia tiene en Martillué (Jaca).
A pesar de su inexperiencia, no es la primera vez que su
afición los ha llevado a patear monte con raquetas de nieve, abundante en
diciembre y enero. Sin embargo, la subida al Oroel es la actividad más exigente
desde que se creó el grupo, formado por jóvenes y no tan jóvenes con alguna
discapacidad.
El ascenso fue minuciosamente planeado, con el apoyo de un
guía local, buen conocedor del camino, considerando la previsión meteorológica,
el diseño de la ruta y el equipamiento, incluyendo provisiones para el camino.
Bajo los paisajes naturales que la rodean, la residencia acoge
a personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, para ofrecerles un
apoyo en su integración social. Desde el centro, consideran esta ascensión, y
no sin razón, como un verdadero éxito, consolidando así nuevas actividades de
aire libre que permitirán a personas con discapacidad disfrutar del entorno
privilegiado en el que viven: el Pirineo.
Es la peña Oroel montaña de leyendas y se dice que la reconquista
en Aragón se inició cuando unas hogueras en su cumbre indicaban que había que
empezar la lucha. Otra leyenda explica que en sus entrañas hubo una mina o un
tesoro, el cual, que se sepa, no ha sido hallado todavía. Un buen motivo para acercarse
a ver.
JACATIMES
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