Los avicultores del Alto Aragón viven con preocupación la expansión de la gripe aviar. El Ministerio de Agricultura ha dictado una nueva orden que refuerza las medidas de prevención y control, ante el repunte de casos registrado en distintos puntos del país.
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El texto, que entra en vigor hoy, prohíbe la
cría al aire libre en zonas de especial riesgo, así como la convivencia de
patos y gansos con otras aves de corral o el uso de aguas accesibles a aves
silvestres. La decisión responde, según el propio Ministerio, al “empeoramiento
de la situación” en Europa y al temor de que el frío acelere la propagación del
virus.
En una granja a las afueras de Jaca, Vicente Betrán, con
32.000 gallinas ponedoras, reconoce el Libertad Digital que el sector vive “con
miedo” a un posible brote. “El virus ya está instalado y el riesgo nunca es
cero”, afirma. Asegura que los avicultores han contratado seguros especiales
para cubrir posibles pérdidas, conscientes de que un contagio obligaría al
sacrificio total de las aves y la destrucción de los huevos.
"Antes lo veíamos como algo lejano, del norte de Europa. Ahora ha llegado aquí y el miedo es real", explica Betrán. En su granja, las gallinas viven en jaulas, una práctica denostada por los animalistas y la propia UE, pero que, paradójicamente, ofrece mayor bioseguridad frente al virus.
Mientras tanto, los productores lamentan la falta de medios
y la lentitud de la administración en episodios anteriores. “Trabajamos entre
el miedo y la incertidumbre”, resume Betrán. “Hacemos todo lo posible, pero si
entra el virus, sería un desastre”.
MARGARITA / JACATIMES





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