Aunque la Semana Santa se vive con gran recogimiento aquí y en muchas partes del planeta, también se celebra a través de los sabores. Desde potajes humildes hasta dulces con siglos de historia, la gastronomía de estos días refleja la diversidad cultural y religiosa de cada región. Un viaje por los fogones del mundo revela cómo la tradición también se sirve en el plato.
Durante la Semana Santa, la gastronomía adquiere un papel central en muchas culturas, reflejando tradiciones religiosas, restricciones alimentarias y costumbres locales. En países de mayoría cristiana, especialmente católica, es común evitar el consumo de carne roja durante la Cuaresma y, particularmente, el Viernes Santo. Esto ha dado lugar a una amplia variedad de platos a base de pescado y verduras, que con el tiempo han adquirido identidad propia y se han convertido en símbolos gastronómicos de estas fechas.
En España, por ejemplo, el bacalao es el gran protagonista.
Se prepara de múltiples formas según la región: al pil-pil en el País Vasco, a
la vizcaína, o en potajes con garbanzos y espinacas en zonas como Andalucía y
Castilla. También destacan dulces tradicionales como las torrijas, elaboradas
con pan empapado en leche o vino, rebozado y frito, una receta sencilla que
nace del aprovechamiento del pan duro y se convierte en delicia festiva.
En América Latina, las tradiciones varían, pero comparten
raíces comunes. En México, además del consumo de pescado, son típicos los
romeritos con mole, un plato complejo y sabroso que combina ingredientes
prehispánicos con sabores coloniales. En Perú, es común encontrar empanadas,
tamales y diversas preparaciones a base de pescado y mariscos, mientras que en
Argentina la rosca de Pascua y las empanadas de vigilia ocupan un lugar
destacado en la mesa.
En otras partes del mundo, también se celebran estas fechas
con platos especiales. En Italia, el “agnello” (cordero) es tradicional el
domingo de Pascua, acompañado de alcachofas o patatas, y los postres como la
colomba pasquale, un bizcocho con forma de paloma, son típicos en toda la
península. En Grecia, la Pascua Ortodoxa se celebra con la preparación de
magiritsa (una sopa de cordero) tras la misa del sábado por la noche. Incluso
en Filipinas, donde la influencia española dejó una huella duradera, se
mantienen tradiciones de ayuno que derivan en platos únicos como el ginataang,
a base de verduras y leche de coco.
FG / JACATIMES
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