Hasta el 29 de marzo, gratis con la entrada al castillo, la sala Burnao —recién reinaugurada— de la Ciudadela, nos ofrece la exposición “El tren de la vida” del pintor de Sabiñánigo, Jesús Cerro, como una muestra de su talento y devoción por el mundo ferroviario.
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ARCHIVO JT |
Una exposición que invita a explorar el tren no solo como medio de transporte, sino como un símbolo de movimiento, transición y alma humana. Es un viaje en el tiempo a través de recuerdos y vivencias del pasado ferroviario español del siglo XX.
A lo largo de los años, el tren ha representado el progreso,
la esperanza y el avance. El tren tiene un alma singular, es una filosofía de
viajar. Es imagen y viajero. En sus andenes y vagones han ocurrido miles de
historias reales o literarias. Ha sido icono preferido de escritores, cineastas
y pintores.
Cada estación es un paso en el trayecto hacia un nuevo
destino y cada vía, un camino que puede ser tanto claro como incierto. Este
universo de trenes, railes y estaciones nos habla de los altibajos de la
existencia, de las despedidas y los reencuentros, de los momentos de soledad en
el trayecto y la conexión con otros pasajeros en el camino.
En esta exposición, el artista proyecta su mirada hacia el
pasado, a través de estaciones y ambientes ferroviarios desaparecidos. Una
selección de pinturas en las que el tren se convierte en una metáfora de la
vida misma, un viaje continuo entre lo conocido y lo desconocido, entre el
cuerpo y el alma.
CIUDADELA / JACATIMES
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