Las obras de construcción del tramo de 6,6 km de la autovía del Pirineo, A-21, que conectarán Tiermas y Sigüés finalizarán en marzo, si no nos mienten, mientras que el de Lanave a Sabiñánigo, A-23, tendrá que esperar hasta el verano de 2029, aunque la autoridad nacional ha prometido adelantarlo.
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JAVIERBERGASA |
Los 6,6 km diseñados de la autovía del Pirineo (A-21) para
conectar las localidades aragonesas de Tiermas y Sigüés ya han cumplido más de
seis años desde el inicio de sus obras y, según el último compromiso del
Ministerio de Transportes, ahora ya tiene marzo como fecha de finalización, lo
que supondrá un notable ahorro de tiempo en sus desplazamientos a los miles de
guipuzcoanos que se desplazan a Jaca, muchos de ellos con asiduidad y más en
temporada de esquí o en verano.
Se trata del tramo más cercano a Navarra de los que se
encuentran sin finalizar y que obligan a desviarse recorriendo la carretera
sinuosa lindante con el embalse de Yesa.
Por el lado de levante, el tramo entre Lanave y Sabiñánigo
de la A-23, tan conflictivo por los atascos de fines de semana, no verá la luz
hasta el verano de 2029 aunque, a petición del Gob. de Aragón, el ministerio se
ha comprometido a reducir esta espera en lo que sea posible. Veremos.
Finalmente, la variante de Sabiñánigo, con la que debería conectar
este tramo, también está en retraso. Debería haberse abierto al tráfico en
febrero de 2023, pero no se prevé su terminación hasta finales de 2025 o principios
de 2026.
Nos quedan aún, a poniente, los 11,6 km recientemente
licitados de Puente la Reina de Jaca a Fago, proyecto redactado hace ocho años,
del que nos acabamos de enterar de que se requieren tres años más para su —tercera— revisión y que habrá que esperar tal vez hasta 2030 para ver si
ya podemos ir a Pamplona de un tirón.
El proyecto de la polémica variante de Jaca, que presenta cierta
oposición ciudadana en la capital de la Jacetania y que tiene una proyección de
8 kilómetros, está todavía sin licitar.
JACATIMES
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