Los alumnos de un instituto de Bedous, al otro lado del Somport, se quedaron el viernes sin clase por la cerrazón de algunos —gendarmes franceses—, que impidieron que su profesora pasara o aparcara su vehículo en la carretera recién abierta para continuar su camino, a pie primero y con un segundo vehículo después, desde Urdos hasta el centro docente donde imparte cultura.
SUDOUEST |
Durante todo el tiempo que el paso estuvo cerrado, mientras
se reparaban los daños de la dana de septiembre, cada mañana, Cecile, una profesora
francesa residente en Jaca, comenzaba su peculiar travesía pirenaica: primero en
coche, hasta cerca del socavón, luego por un inhóspito camino medio
intransitable —con nieve,
viento y lluvia— para, finalmente,
tomar un segundo vehículo que, desde Urdos, la dejaba a la puerta de su instituto.
Todo un ejemplo de responsabilidad y compromiso que de nada
sirvió a los gendarmes que custodiaban el paso, no permitiendo aparcar su
vehículo donde lo venía haciendo durante los últimos más de tres meses, ni mucho
menos continuar por la carretera recién abierta.
De nada sirvió su pase, ni su condición de profesora de
instituto en Bedous ni la llamada de la directora del centro a la gendarmería.
No hubo manera de despejar la nublada cabeza de aquellos supuestos servidores
públicos.
Sin embargo, orondos y encorbatados, las autoridades francesas
y españolas cruzaron sin problemas al otro lado para tomarse la foto que ilustraría
ayer, en “La République” o el “Sud Ouest”, la noticia de la apertura de la RN134.
JACATIMES
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