La DGT establece nuevos y más exigentes requisitos para renovar el carnet de conducir a personas mayores de 65 años que, para empezar, deberán hacerlo cada cinco años, en lugar de los diez como hasta ahora. Para los mayores de 75, el periodo se reduce a dos años. En ambos casos, con requisitos y pruebas específicas.
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Esta medida se justifica porque uno de cada tres fallecidos en accidentes de tráficos en los países de la Unión Europea es mayor de 65 años. Un índice que alcanza en España el 28 %, que se explica —si puede llamarse así y sin ninguna demostración—, por la pérdida de las aptitudes psicofísicas de este colectivo de personas.
De ese dato se deduce con facilidad que el 100 – 28 % = 72 %
de los fallecidos en accidentes de tráfico son menores de 65 años, por lo que
parece más lógico incrementar, regulando como proceda, las exigencias hacia ese
colectivo, a fin de reducir esta lamentable casuística.
Resumiendo: los conductores que superen esa edad tendrán que
realizar una serie de pruebas diferentes para obtener el certificado
psicofísico. Estas tienen que ver con una valoración psicotécnica, test de
anticipación y coordinación, estudio de audición y capacidad visual y un
estudio general de salud.
Expertos creen que no se debe fijar una edad máxima para limitar la conducción, puesto que hay personas que con 50 años están en peores condiciones físicas y mentales que otras de 65 o incluso 75 años.
Además,
cumplir años eleva nuestro sentido de la responsabilidad, por lo que entraña
más riesgo conducir con 25 que con 65 años. Así lo demuestra un estudio que
dice que los menores de 25 años tienen una tasa de siniestralidad del 25 %, que se eleva al 29% entre 18 y 21
años, mientras que entre los
conductores de 65 a 75 años el porcentaje de accidentes está en el 11%.
La polémica está servida.
DGT / JACATIMES
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