Antes de que Twitter invadiera nuestras vidas, antes, incluso, de que Internet acabara con nuestra intimidad, los montañeros y escaladores ya tenían su propio Facebook, a base de papel y lápiz, al que denominaban “libro de piadas”.
En ellos, la gente que subía y bajaba por la montaña solía
escribir, con más o menos arte, sus experiencias en tales o cuales rutas,
ascensiones o vías de escalada, indicando las mejores opciones, estados de las
mismas e incluso algún pique entre montañeros. Algunos libros eran auténticas
obras de arte que, irremediablemente, se han ido perdiendo con la desidia del
tiempo.
Tradicionalmente, estos libros solían encontrarse en algún
refugio o en determinados bares de los pueblos cercanos a zonas de escalada,
"puntos de encuentro" para muchos escaladores y montañeros, como el
"pulso" que expresaba la vida de una afición. En ellos se encontraban
las últimas novedades de una zona, discusiones entre escaladores, las opiniones
sobre las vías y los equipamientos, te enterabas de actividades sorprendentes,
disfrutabas de algunos dibujos y reseñas que eran auténticas "obras de
arte", ajenas a estupideces de última hora, tipo “gora euskadi” o “espanya
ens roba”.
Los libros de piadas están cayendo en desuso. Quizás esta
herramienta que manejamos a todas horas, el dichoso Internet, tiene algo de
culpa, pero no más que la propia tendencia de esta actividad nuestra, muy
individualista, y en la que cada vez se comparten menos cosas. Una pena, pues
en estos libros se guardaba una buena parte de la tradición y la historia de
nuestra afición, algo que me parece importante para saber de dónde venimos y
hacia donde vamos.
Por suerte, algunos de estos libros sobreviven con dignidad.
Entre otros, tenemos uno en el albergue El Ultimo Bucardo, en Linás de
Broto, donde se pueden encontrar las reseñas y piadas de Ordesa, muchas de
ellas nunca publicadas. Hay otros aún en uso como en Puente de Montañana, donde
podemos sumergirnos en la historia del congosto de Montrebei
y alrededores —entre las
provincias de Huesca y Lérida—,
con mil y una piadas e historias de las escaladas montrebeianas, muchas de
ellas de firmas prestigiosas. También sobrevive otro en el bar del camping de
Zuriza, muy completo, que dejó Antonio García Picazo.
En todos estos sitios puedes disfrutar de un buen ambiente y
trato —en algunos, excelente—. Sin duda, este mundo de blogs y
webs tienen sus ventajas como sustitutos de los libros de piadas: la
inmediatez, el poder consultarlos sin moverte de casa... Como el blog Sueño
vertical, del activo pirineísta Jesús Sánchez, donde pone a disposición de quien
quiera leerlas sus actividades de escalada, con todo lujo de detalles sobre
nuevas vías, dificultades, acceso, etc.
Sin embargo, disfrutar de unas cervezas y unas papas bravas,
al final de una jornada vertical, mientras lees y escribes tu piada, sigue
teniendo su punto.
FG / JACATIMES
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