La procesión del Silencio silenció ayer el centro de Jaca

Tradición y fe se mezclan en unas procesiones que recorren las principales calles del casco viejo de la ciudad con la catedral románica como principal referente. La Semana Santa de Jaca ha experimentado un nuevo resurgir, reflejado en la incorporación de nuevos hermanos y cofrades y en los meticulosos trabajos de restauración de algunos de los pasos más antiguos.

MIGUEL ARA ORTEGA | Realidades. Foto ganadora II Concurso Semana Santa.

Todo es el resultado de un dinamismo que ha contribuido a ensalzar todavía más la riqueza de las procesiones jaquesas. El primoroso trabajo de los artesanos se refleja en infinidad de detalles y decoraciones que, en algunos casos, se remontan al siglo XIX.

Ayer, con la rendición de la lluvia y el viento, la procesión del Silencio se adueñó de algunas calles de la Jaca de siempre, participada por la Real Hermandad de la Sangre de Cristo —de la que es Hermano Mayor Honorario la Guarnición Militar de Jaca y da escolta al Cristo de Biscós desde hace más de 50 años— y la Hermandad de Nuestra Señora de la Piedad y del Descendimiento, que no pudo sacar sus pasos por la amenaza de lluvia.

Esta manifestación religiosa se atribuye a los primeros cristianos o a los monjes Franciscanos durante el siglo XIII en su peregrinar por la ciudad santa de Jerusalén.

Fundada en 1749 con la denominación de Cofradía de la Sangre de Cristo, bajo la advocación del Santo Descendimiento de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por breve apostólico de Benedicto XIV, radicaba en la iglesia del Carmen, en la que celebraban sus reuniones y juntas. Su presidente era el Prior de los Carmelitas.

Desde 1805 tiene el título de Real Hermandad. Se acudió al Real y Supremo Consejo de Castilla en petición de la Real Aprobación, que se obtendría siendo firmada por Carlos IV.

El Cuerpo de Soldados Romanos, en la Real Hermandad de la Sangre de Cristo, es un elemento colorista que se creó en 1886 por iniciativa de su Junta Directiva, tras la compra de un nuevo sepulcro. Lo vieron como “de imprescindible necesidad para guardar el Santo Sepulcro del Redentor y después acompañarlo en la procesión”.

Esta Guardia Pretoriana la formaban doce soldados, sargento, cabo y corneta, “de estatura alta, buena conducta, sanos y sin ningún defecto físico que pudiese causar mofa o escarnio”.

La Hermandad de Nuestra Señora de la Piedad y del Descendimiento, ausente este año en la procesión de ayer, fue fundada en 1734 para dar culto a la Virgen y ayuda espiritual a los hermanos. Su sede estaba en el convento de San Francisco, pero las reuniones de la Junta Rectora se hacían en casa del añero, cargo anual y el más importante en el funcionamiento de la Hermandad, hasta su desaparición en 1878. Extinguida esta figura, se dio paso a lo que hoy llamamos “junta directiva”.

En 1913, el Obispo Diocesano les confió el paso del Descendimiento de la Cruz, quedando así incorporado al Patrimonio de la Hermandad.

Hoy miécoles, a las 20:30, procesión de las cofradías de la Santa Cena y de la Hermandad de la Oración de Jesús en el Huerto. Desde la iglesia de Santiago a la Catedral.

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