“En las alegrías y en las penas, en la salud y en la adversidad, hasta que la muerte nos separe”. No hablamos de matrimonio, sino de paternidad.
HACERFAMILIA |
El invierno está siendo excepcionalmente frío y largo en las tierras del estado de Washington, cerca de la frontera con Canadá. La pequeña granja rural de Henry Jackson Smith, veterano de la guerra civil, se mantiene como puede, dedicada a la producción de leche, queso y manzanas. Desde hace casi un lustro, el propietario es un hombre viudo. Su esposa murió durante el parto de su sexto hijo, cuando una tormenta de nieve impidió que el doctor llegara a tiempo.
Trabajando de sol a sol y no con pocos sacrificios, Henry se
hizo cargo de la educación de su prole y, al decir de la gente que le conoció
bien, nunca les faltó nada de lo necesario.
Años después, en 1910, su hija Sonora Smart Dodd quiso
rendirle homenaje, reconociendo públicamente el esfuerzo, la dedicación y la
generosa entrega de aquel hombre paradigmático, y propuso la fecha de su
nacimiento, el 19 de junio, para establecer un día nacional del padre.
La idea fue acogida con entusiasmo. Se corrió la voz y la
gente de otras ciudades se unió a las celebraciones hasta que, en 1924, Calvin
Coolidge, trigésimo presidente de los Estados Unidos, lo declaró celebración
nacional.
Óleo del iraní Iman Maleki |
La sonrisa amable y sincera de Massoud, modesto vendedor de
legumbres y harina al norte de Kabul, se quebró en seco la tarde de la
explosión. Su hijo Habib, el más joven de cuatro hermanos, jugaba con otros
niños en una explanada polvorienta, cerca de su casa. Nadie sospechó que una
potente bomba de racimo estuviera aún allí, a pocos centímetros de la
superficie donde los más pequeños del barrio, todos los días, a todas las
horas, perseguían a patadas una pelota de trapo.
Varios murieron. Habib tuvo suerte. Los cirujanos, al
finalizar la segunda operación en sus frágiles piernas, aseguraron al padre que
el chico volvería a andar con soltura y que tal vez, con algo de suerte, hasta
podría seguir jugando al fútbol. Eso sí: después de un periodo, de duración
imprevisible, de intensa y paciente recuperación.
Cada mañana, con su hijo sobre los hombros, Massoud, que en
pastún significa “afortunado”, sonríe de nuevo y agradece a Dios su buena
estrella.
A todos los que, con turbante o sin turbante, son capaces de
darlo todo por sus hijos,
¡feliz día del padre!
FG / JACATIMES
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