Esta es la carta que un barredero de una ciudad española —que bien pudiera ser la nuestra— publicó en Facebook. Los usuarios han reaccionado dándole la razón y, muchos, compartiendo que hay gente muy "incívica, irrespetuosa y maleducada", y que es importante “hacer reflexionar a más de uno" sobre el comportamiento hacia ciertas personas.
MADINFO |
Querido ciudadano:
Me presento: soy un barrendero, no un
"barremierdas". No hace falta que me admires, sólo que me respetes y
valores. Cuando pases por mi lado puedes darme los buenos días, las buenas
tardes o noches (según mi turno) porque, ante todo, soy un ser humano, y en la
vida valen más la honestidad, humildad
y bondad de una persona, que todos sus títulos y dinero juntos. En este mundo
todos somos iguales y cada profesión tiene su valor. Por eso te pido respeto.
Si me ves venir de noche no me humilles diciéndome que soy
un alienígena. No he bajado de ninguna nave espacial: si llevo uniforme
brillante y uso conos reflectivos, es para que me veas en la distancia, por tu seguridad
y la mía. No es la primera vez que algún niñato medio borracho ha estado a
punto de atropellarme, entre risas.
Cuando haya recogido la basura de tu barrio, no salgas de tu
casa y tires los desperdicios en la acera para después llamarme a gritos:
"ahí tienes, barrendero, para que no te falte trabajo". Cuando pases
con el coche no me eches botellas de plástico o envases como si fuese tu
criado, no me digas desde la ventanilla: "recógelo, que para eso te
pagan", porque menudo ejemplo estás dando a tus hijos y acompañantes.
Estoy triste y cansado. A mí me pagan para dejar las aceras
y las calles como los chorros del oro, para pasar la barredera y el cepillo y
regar de agua tu calle, tu urbanización, para que al amanecer puedas salir de
tu casa y pasear presumiendo de que tu barrio es el más limpio, el más cuidado
y el más humano del mundo.
Querido ciudadano, puedes gastar todo el dinero que quieras en servicios de limpieza más eficientes, pero, si no eres cívico, continuarás teniendo la calle llena de latas, papeles, mascarillas, plásticos y porquería.
No culpabilizo a aquellos que remueven los contenedores buscando
entre la basura, sino a niños, ancianos y adultos a los que no les importa
tirar cualquier cosa al suelo, incluso en mi presencia, cuando acabo de barrer.
Me produce mucha tristeza haber terminado de limpiar una calle entera y volver
la vista atrás para comprobar que todo vuelve a estar sucio, que no has
valorado mi trabajo, que has dejado un colchón en la acera, que has tirado la
bolsa de basura en el interior de una papelera por no acercarte hasta el
contenedor, que no has recogido las cacas de tu perro y has dejado sus orines
por todas partes: paredes, rellanos, postes, ruedas.
Un asco, vamos. No te quejes luego de que hay plagas de insectos,
ratones o ratas o cucarachas, de que en tu barrio hay malos olores. La culpa no
es mía. La ciudad es de todos y entre todos la tenemos que cuidar.
Muchas gracias por tu interés y un saludo.
El barrendero de tu barrio
JACATIMES
0 Comentarios