La rama agrícola de Atades, en el marco de un proyecto ecosocial inclusivo, ha logrado recuperar centeno autóctono pirenaico, en la finca que trabajan en la localidad jacetana de Ascara, en cantidades impensables cuando comenzaron en 2019.
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El primer año lo emplearon en hacerse con las semillas para
siembra, generosamente donadas por un particular de Santa Cruz de la
Serós. El año pasado recogieron 2500
kilogramos y este, cosechado hace pocos días, entre 6000 y 7000, según explica
Mari Cruz, la coordinadora del equipo. “Con estos números —dice— podremos incorporar más gente al proyecto”.
Asegura que posee el mejor equipo del mundo, formado por dos
personas con diferentes discapacidades intelectuales que, junto con ella misma,
conforman un trío de trabajo con excepcional capacidad para desempeñar
cualquier labor: manejar el arado, labrar, sembrar, regar… “Es muy bonito
cuando los veo contentos. Para mí lo son todo, como si fueran mi familia”, añade sonriente.
La finca tiene detrás una hermosa historia. Una pareja del
pueblo, que murió sin descendencia, decidió dejar sus hectáreas en herencia en
lugar de venderlas, con ánimo de que fueran puestas en valor. Así ha sido, y con
creces, añadiendo la impagable labor que desarrollan con la gente de Atades.
La panadería Sayón, de Jaca, apuesta por este cereal. Javier, su propietario, se hizo el año pasado con unos 350 kilos de harina para elaborar pan de centeno. El resultado superó las expectativas: "Es especial, con un sabor algo más amargo, pero, para mí, es incluso mejor que algunos panes ya consolidados. Para traerlo de otro lado, lo dejamos aquí y seguimos impulsando el producto de la zona".
En septiembre, el equipo del proyecto “Cielos de Ascara” procederá
a la recogida del boliche que, aunque también es producto autóctono, no ha llegado a desaparecer, y tratan ahora de cultivarlo mejorando el rendimiento de
las cosechas.
"Cielos de Ascara" alude al territorio, a la luz y el color del Pirineo; al sol y al agua de los valles del Aragón y del Estarrún, que procuran boliches, trufas, judías verdes, frutas de primor de montaña, güixas... Cultivos preparados y recuperados por las personas que dan vida a este proyecto. Y los campos rodeados por los colosos que se divisan desde cada rincón, cada campo, cada casa y cada era de este lugar mágico del Pirineo aragonés: el Bisaurin, la Collarada, el Cuculo y la Peña Oroel.
JACATIMES
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