In memoriam: doctor Eduardo del Pueyo, médico de familia

Dedicó su vida a ser médico, y se despidió de ella en Zaragoza, donde residía desde que se jubiló en Jaca, después de 47 años de servicio. Aquí, nadie le ha olvidado. Más bien, todos le recuerdan con cariño como lo que fue: una persona excepcional. De las que dejan huella imborrable entre los que tuvieron el privilegio de conocerle.

    REDACCIONMEDICA

Miguel Ángel fue uno de ellos. Nos lo cuenta así: “El doctor don Eduardo del Pueyo ejerció la medicina como un sacerdocio, sin horario ni días ni fechas en el calendario, atendiendo por igual a todo el mundo, desde los hijos de un general, que llegaban con chófer y coche oficial a la consulta de su casa, hasta las más modestas familias de Jaca o de cualquier otro pueblo de la comarca”.

“Su sencillez, campechanía, espontaneidad y franqueza, unida a una predisposición a atender a cualquiera en cualquier momento del día o de la noche, su trato cercano y afable, nos gustaba a la gente humilde. ¡Cuántas personas atendería don Eduardo a altas horas de la madrugada o en cualquier fin de semana, que pare él no existían!”

“Más de una madre, con su criatura envuelta en una manta, llamaría en el timbre de la casa de don Eduardo. Tenía un ojo clínico impresionante: a menudo le bastaba una visión general del enfermo para dar el diagnóstico preciso. Además, nunca dejó de ponerse al día de los avances en su especialidad.”

“En mis vacaciones de niño, con mis abuelos en Bergosa, me puse muy malo y me bajaron a su consulta. Lo recuerdo como si fuera ahora mismo:

—Este niño tiene un enfriamiento de campeonato, y una infección de anginas.

—Si, de anginas lo van a operar —le dijo mi abuela.

—¡Cómo que lo van a operar! —le contestó—. De eso, nada. Por algo están ahí, como para quitarlas sin más. Las amígdalas son las que contienen las células que producen anticuerpos, útiles en la lucha contra las infecciones”.

“Ahí quedó la cosa. Cincuenta y algunos años después y gracias a don Eduardo, sigo manteniendo mis anginas sin que me molesten para nada”.

José Ramón lo valora “enormemente por su humanidad, por ser un médico de familia que “preguntaba por la familia”, que te llamaba por tu nombre nada más verte, sin necesidad de mirar ningún papel. Detalles que te ayudan a apreciar lo que es verdaderamente importante”.

Eduardo del Pueyo Ara (Javierregay 1934 – Zaragoza 2021) fue, en Jaca, director de Cáritas Diocesana y de la clínica del Perpetuo Socorro, presidente de la Asociación de Padres de Escuelas Pías, miembro del Consejo de Ciento, vicepresidente del Casino y del Centro de Iniciativas Turísticas y cofundador del Festival Folclórico de los Pirineos. Además, académico de la Real Academia de Medicina de Zaragoza.

Descanse en paz, arropado con el cariño de sus pacientes.

JACATIMES

Créditos: Miguel Ángel y José Ramón son personas reales del grupo Somos de Jaca, en Facebook, que nos han permitido reproducir sus comentarios. Gracias.