La emisión en TVE de la película “Marcelino, el mejor payaso del mundo” (2020), de German Roda, basada en el libro del mismo título del periodista aragonés Mariano García Cantarero (Mira Editores, 2017), ha devuelto a la luz la personalidad de este hombre que conquistó el mundo del circo, fuera de su patria, en los albores del siglo XX.
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GASTRÓPOLIS |
La película reivindica su talla de artista y lo devuelve al lugar de privilegio que nunca debió abandonar. Se llamaba Isidro Marcelino Orbés Casanova, nacido en Jaca en 1873, en el seno de una familia pobre de la que huyó, con solo siete años, para enrolarse en la compañía de circo Los Martini.
Cuando triunfó, pocos
sabían que era español, hasta que el periodista aragonés Mariano García
Cantarero reconstruyó sus pasos tirando del hilo de los archivos de la Isla de
Ellis, en Nueva York, donde quedaba registrada la llegada de los inmigrantes a Estado
Unidos.
Sobre el escenario,
únicamente era Marceline. Admirado
por Charles Chaplin y Buster Keaton, a principios del siglo XX se le consideró
el mejor clown del mundo. El escritor Víctor Casanova, por su parte, le dedicó: “Marcelino,
vida y muerte de un payaso” (Pregunta Ediciones, 2017), libro emocional y
dramático que ofrece, además, una visión del circo y de su significado en aquella
época.
Encarnó, como nadie, el mito del payaso triste. Sumó muchas temporadas actuando a diario ante más de diez mil personas en el Hippodrome de la Gran Manzana neoyorkina, probablemente el mayor circo del mundo de la época. Según The New York Times, era “el hombre más divertido de la Tierra”.
Conoció el triunfo y el fracaso, la riqueza y la ruina, el ascenso y la caída, el amor de una princesa india y la ingratitud de una joven de 16 años. Dueño de sí mismo, Marcelino orquestó su última función, solo y arruinado, pegándose un tiro en la sien en una humilde habitación del hotel Mansfield, en la Nueva York que le alzó a la gloria.
Volvió a ser portada, como siempre le gustó, pero la rueda del olvido sepultó pronto su memoria. Ahora, la película y los libros lo rescatan del ostracismo de un mundo donde alegrías y desconsuelos, risas y lágrimas se enredan y confunden irremediablemente.
JACATIMES
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