Triste Primer Viernes de Mayo

Por segundo año consecutivo, Jaca no podrá disfrutar del desfile colorido y multitudinario en su fiesta más emblemática: el Primer Viernes de Mayo, conmemorando la victoria de las huestes del Conde Aznar sobre el moro invasor.

FREEPICK

Este año no se celebrará ningún acto social, salvo el canto en comunidad, desde los balcones engalanados del tradicional himno de esta conmemoración, que no se transmitirá por la megafonía de la ciudad como en otras ocasiones, sino por Radio Jaca a partir de las 13:50 horas.

Las autoridades hacen un llamamiento a la responsabilidad de los jacetanos para que no se produzcan concentraciones en ningún punto de la ciudad, ni se organicen fiestas o reuniones en bares o restaurante y mucho menos en huertos o fincas privadas. Algunos hosteleros ya han decido no abrir el viernes.

“Estamos en un momento clave, los datos de la covid son preocupantes y nos jugamos la salud y la economía del resto del año”, advierten desde el ayuntamiento. “Se va a intentar perimetrar la calle Mayor, para que no haya tentaciones de acudir a la puerta del Ayuntamiento a cantar el himno, pero no podemos hacer mucho más, porque la gente este año puede salir a la calle.” 

No obstante, la municipalidad anuncia que se tomarán rigurosas medidas de vigilancia policial para que el ciudadano cumpla las disposiciones establecidas, extremando precauciones: "El verano está cerca y los diferentes sectores económicos necesitan que se den las condiciones necesarias para poder trabajar con normalidad tras un duro invierno."

La Hermandad La Rasera propone “un respiro responsable” en el Primer Viernes de Mayo, “para que no se complique más la cosa, y poder volver cuanto antes a la normalidad. Todos tenemos la triste sensación de que, lamentablemente, no hay nada que celebrar”, explican.

“Ya tendremos tiempo de montar un Primer Viernes de Mayo a lo grande, en cuando pase todo esto”, concluyen.

Dice la leyenda que, en el año 758, un ejército musulmán intentó conquistar la ciudad. Los jacetanos dirigidos por el conde Aznar Galíndez luchaban desesperadamente por evitar la derrota. Las mujeres de Jaca decidieron salir en ayuda de sus maridos, armadas con cacerolas y utensilios de cocina, haciendo mucho ruido y reflejando el sol en los metales. Al ver tan gran tumulto en el horizonte, los invasores pensaron que eran ejércitos de refuerzo y huyeron despavoridos.

En el siglo X se erigió una ermita en honor de Nuestra Señora de la Victoria en el lugar donde, supuestamente, se desarrolló la batalla. En 1816, la ermita fue devastada por un incendio y reconstruida. En el interior destacan las piezas de arte sacro del siglo XVI como el retablo mayor y la talla de la Virgen.

JACATIMES