El Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) mantiene contactos con las organizaciones agrarias para negociar “desde cero” un plan de gestión y control del lobo que debería entrar en vigor a final de año, tal como le habían reclamado.
BRANZAI |
El Ministerio se ha comprometido a vincular la entrada en
vigor del plan con la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres
en Régimen de Protección Especial (LESPRE), elaborando una nueva estrategia
nacional que deberá ser aprobada por unanimidad.
El listado integra especies en dos categorías: taxones o
poblaciones “en peligro de extinción”, cuya supervivencia es poco probable si
los factores causales de su actual situación siguen actuando, y “vulnerables”,
aquellos taxones o poblaciones que corren el riesgo de pasar a “en peligro de
extinción”, en un futuro inmediato, si los factores adversos que actúan sobre
ellos no son corregidos.
La Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad establece
la garantía de conservación de las especies autóctonas silvestres. En su
artículo 54, indica que las comunidades autónomas adoptarán las medidas
necesarias para garantizar la conservación de la biodiversidad que vive en
estado silvestre.
Las organizaciones del sector agrario dicen estar
satisfechas con lo tratado durante la reunión mantenida con el director general
de Biodiversidad, Bosques y Desertificación del MITECO, “ya que supone un giro
de 180 grados en la postura del Gobierno en torno al nuevo marco regulatorio
sobre la gestión del lobo”. El nuevo plan garantizará la coexistencia del lobo con
la ganadería extensiva, han precisado.
Sin embargo, insisten en que la preparación del plan debería
iniciarse con un análisis del número real de manadas y ejemplares que existen
en España —y en el Pirineo en particular—, estableciéndose
medidas concretas sobre control poblacional, ayudas para prevención y
compensaciones públicas frente a eventuales daños.
Casi un siglo después de que desapareciera la última manada
de lobos autóctonos del Pirineo aragonés, algunos ganaderos de núcleos de
población con pastos aislados en plena montaña manifiestan cierta preocupación,
mezcla de los temores ancestrales al lobo que han sobrevivido en la memoria de
las gentes, y miedo a que el nuevo plan pudiera poner en peligro a sus rebaños.
JACATIMES
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