Finalizada la hibernación del oso con la llegada de la primavera, ganaderos de la Jacetania y otras comarcas han puesto el grito en el cielo por la aparición de huellas del Ursus arctos en territorios habitualmente utilizados por sus ganados, reclamando medidas urgentes para el control de este animal y la protección de sus rebaños.
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RTVE |
La DGA publicará en breve una normativa de ayudas por
importe de medio millón de euros, para la Jacetania y otras zonas con peligro
de ataques de oso, subvencionando la compra de mastines y “pastores eléctricos”
y la electrificación de cercados. Las organizaciones agrarias creen
insuficientes estas ayudas y solicitan subvencionar infraestructuras que
permitan mejorar las condiciones de vida de pastores y ganaderos en la alta
montaña. El control y vigilancia de estos depredadores mediante drones sería de
gran utilidad.
La población de osos cree en el Pirineo Aragonés a un ritmo
del 10% anual. Se ha detectado aquí la presencia de nueve ejemplares, de un total
que alcanza la insólita cifra de 69 animales censados en toda la cordillera.
En realidad, 2020 resultó un año trágico para la población
de osos del Pirineo, con la pérdida de tres ejemplares. A pesar de ello, la población de esta especie sigue creciendo, como
demuestra el censo realizado.
El equipo de seguimiento y recuento ha dado por desaparecido
a uno de los dos cachorros que la osa Chataigene
trajo al mundo en 2018, al oso Gribouille, del que no se tiene rastro alguno, y a Pyros, un viejo macho dominante que se ha dado por muerto y que durante
sus 29 años de vida ha favorecido la recuperación de la especie con una
descendencia de 55 ejemplares, de los que 30 son hijos directos suyos.
Fuera del área de presencia permanente, la zona geográfica donde se han encontrado indicios de alguna actividad del oso alcanza ya los 10 400 kilómetros cuadrados, según balance oficial. En conjunto, la comunidad osezna pirenaica cometió (2017) cerca de 50 ataques, con el resultado de ciento setenta y siete ovejas, un cordero, tres cabras, dos yeguas y un potro muertos, así como cuarenta y seis colmenas destruidas.
Inevitablemente, estos datos alimentan el debate sobre la
compatibilidad entre los osos y la actividad económica de las zonas en las que habitan.
JACATIMES
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