Así lo asegura el catedrático Isidro Bango Torviso, en su libro “Catedral de Jaca: Un edificio del siglo XI”, recientemente publicado por la Fundación Santa María la Real, en su colección Emblemas del Románico.
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A lo largo de los años, los historiadores han aportado diferentes visiones sobre la cronología de la fundación de la Catedral de Jaca. Hay dos corrientes que discuten sobre si su construcción comenzó por encargo del rey Ramiro I o de su hijo, Sancho Ramírez. La diferencia no llegaría a dos décadas, pero para la historia supondría considerar la de Jaca como la primera catedral del románico pleno de España.
La obra la habría iniciado Ramiro I hacia el año 1060
A este respecto, Bango es tajante: “frente a lo que se viene diciendo en los últimos cincuenta años, no corresponde al rey Sancho Ramírez, sino que es obra de su padre, Ramiro I, y se habría iniciado posiblemente hacia el año 1060”.
En los tres capítulos de esta monografía, el catedrático gallego, uno de los mayores especialistas en arte románico de nuestro país, da una respuesta lógica a los múltiples interrogantes que rodean a la construcción de la catedral de Jaca, “uno de los edificios más importantes del románico europeo”.
En su opinión, una visión superficial y rápida de esta obra nos transmite la falsa imagen de una idea unitaria y de su materialización, pero nada más lejos de la realidad. Para el autor no hay duda de que se trata de un proyecto ideado en época de Ramiro I, “en el que trabaja un gran arquitecto al que más tarde se une un escultor”.
Entre sus razones para asegurar que la construcción de la Catedral de Jaca se inició en el reinado de Ramiro I explica que “en 1072, cuando se erige la iglesia de Iguácel, los elementos fundamentales de la Catedral de Jaca están ya perfectamente definidos. Iguácel se hace por un grupo de canteros locales interpretando las formas que están viendo en la catedral de Jaca.” Además, Bango apunta otra razón para asegurar que el templo jaqués es anterior y habla de una serie de documentos en torno al Concilio de Jaca de 1063.
A este respecto, Bango es tajante: “frente a lo que se viene diciendo en los últimos cincuenta años, no corresponde al rey Sancho Ramírez, sino que es obra de su padre, Ramiro I, y se habría iniciado posiblemente hacia el año 1060”.
En los tres capítulos de esta monografía, el catedrático gallego, uno de los mayores especialistas en arte románico de nuestro país, da una respuesta lógica a los múltiples interrogantes que rodean a la construcción de la catedral de Jaca, “uno de los edificios más importantes del románico europeo”.
En su opinión, una visión superficial y rápida de esta obra nos transmite la falsa imagen de una idea unitaria y de su materialización, pero nada más lejos de la realidad. Para el autor no hay duda de que se trata de un proyecto ideado en época de Ramiro I, “en el que trabaja un gran arquitecto al que más tarde se une un escultor”.
Entre sus razones para asegurar que la construcción de la Catedral de Jaca se inició en el reinado de Ramiro I explica que “en 1072, cuando se erige la iglesia de Iguácel, los elementos fundamentales de la Catedral de Jaca están ya perfectamente definidos. Iguácel se hace por un grupo de canteros locales interpretando las formas que están viendo en la catedral de Jaca.” Además, Bango apunta otra razón para asegurar que el templo jaqués es anterior y habla de una serie de documentos en torno al Concilio de Jaca de 1063.
En cuanto a la ley canónica que dice que una catedral sólo pudo fundarse en un enclave declarado ciudad, algo que fue otorgado en el Fuero de Jaca por el rey Sancho Ramírez.
Considera que “es verdad que el derecho canónico dice esto, pero lo que olvidan es que muchas catedrales españolas a lo largo del siglo XI, ocuparon sedes provisionales”. En su tesis, la de Jaca fue fundada en una sede provisional.
Considera que “es verdad que el derecho canónico dice esto, pero lo que olvidan es que muchas catedrales españolas a lo largo del siglo XI, ocuparon sedes provisionales”. En su tesis, la de Jaca fue fundada en una sede provisional.
La Catedral, además, alberga en su interior el Museo Diocesano de Arte Románico, inaugurado en 1970. En él se expone un gran fresco, calificado a veces como “la Capilla Sixtina del Románico”, que resume el catecismo en imágenes, desde la creación de Adán hasta la Ascensión de Cristo. Por su belleza y expresividad, ha sido considerado uno de los mayores conjuntos de pintura románica que se han conservado.
FUNDACIÓN SANTA MARÍA LA REAL
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